Las nuevas tecnologías llegan a todos los aspectos de la vida humana. Ya sea para bien o para mal, esto avanza hacía adelante y de manera increíble, vamos a desarrollar cambios hasta en nuestra manera de conseguir nuestra marihuana.
Decía la noticia, extraída de la página Vice.com, y según los pronósticos de Lee Cronin, un profesor de ciencias de la Universidad de Glasgow; asegura que las impresoras 3D no tardarán mucho en “cocinar” tus propias drogas, a partir de unos cuantos ingredientes propios del Quimicefa (experimentos caseros). Y, ahora sí, de una calidad irreprochable y a un precio justo.¿Podrá esto llegar a funcionar?
¿Por qué no para cocinar hachís superconcentrado, por ejemplo?
Recientemente han saltado todas las alarmas en EEUU cuando un joven puso a disposición de todo aquel que tuviera una impresora 3D los planos para fabricar una pistola perfectamente funcional -letal, vaya- para escarnio de las autoridades, que para cuando prohibieron su difusión había sido “descargada” miles de veces. Teniendo en cuenta el número de personas interesadas en tener un arma frente a los interesados en tener un subidón, puede que la policía se enfrente con un verdadero quebradero de cabeza en este sentido.
La actual economía de las drogas en la que billones de euros se mueven de uno a otro lado y toneladas de drogas se transportan en el mismo sentido podría tocar a su fin.
¿Sería posible que los narcotraficantes encontraran en las impresoras 3D una nueva vía para distribuir sus productos? Probablemente...
Un futuro de“medicinas imprimibles” en el que el paciente adquiriera la “tinta” (los componentes químicos) en la farmacia a partir de una receta, llegara a casa y pudiera “imprimir” las pastillas mediante un software específico. El plazo para que estas impresoras de medicamentos (y, eventualmente, drogas) se generalice es, siempre según el profesor Cronin, de “entre 10 y 15 años… puede que entre 5 y 10 años”.
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