Todo este proceso es legal en nuestro país, el hacernos con estos productos no asume ningún riesgo al usuario, y de ahí a ser un camello hay solo una pregunta moral. ¿Me la fumo, o la vendo? Mucha gente en este paso asume los riesgos, vender tu marihuana a una clientela siempre dará beneficios y hará recuperar el coste inicial del proyecto; pero, no obstante, te conviertes de manera natural en un narcotraficante y estás en el ojo de la policía. En nuestros barrios hay gente que ni esperas que tenga armarios, locales dedicados al cultivo, y son estas personas las que de repente y tras una llamada de teléfono, aparecen pasándote marihuana en la esquina de la calle de tu barrio.
Y claro, nos podemos encontrar desde el típico colombiano que no responde a tu canon de no asumir riesgos, a una anciana que te saca la marihuana directamente de su bolso.... Estos "camellos" ya sean coleguitas, o total desconocidos, están ofreciendo marihuana en la calle de manera ilegal y con el riesgo de que te veas como un "yonki" de esta sociedad. Hay tres clases de personas que tratan con la marihuana dados estos casos: 1) Los que venden. 2) Los que pillan. 3) Los que acuden a clubes pagando cuotas.
Riesgos, mas riesgos y mas riesgos si tratas con marihuana amigo mio. Ve con cuidado y recuerda que eres muy vulnerable. ¿No te mola pillar en la calle? Existen Clubes Sociales de Consumidores.
El cultivo de cannabis sólo supone un delito cuando está destinado a proveer a terceras personas, pero siendo exclusivamente para uso personal no constituye ningún quebranto de las leyes, como tampoco lo constituye el consumo personal en el ámbito privado. En este argumento se ha basado la arquitectura legal con la que los compañeros de la Federación de Asociaciones Cannábicas FAC diseñaron los primeros estatutos que hacen posible a un colectivo de consumidores asociarse para mantener un consumo compartido con las ventajas que esto supone, como contratar entre todos a un cultivador que cuide el jardín de marihuana que abastezca al colectivo. Decenas de clubes se están abriendo por toda España desde hace un par de años y miles de usuarios ya no tienen que estar en contacto con el mundo de la delincuencia para adquirir cannabis. En los clubes los precios deben estar justificados, no puede haber ánimo de lucro y se deben llevar escrupulosos controles del consumo de cada socio para que los costes estén bien ajustados a los gastos del club, y que cada indivíduo pague por lo que consume. De esta manera se evitará justificar intervenciones policiales, y de haberlas los recursos legales estarían a favor del club.
¿Quieres saber más? Visita el enlace de Clubes Sociales de Consumidores de Cannabis.
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